El corazón de la vivienda es un espacio diáfano donde la cocina se abre hacia el salón. Las líneas puras y rectas definen los volúmenes, sin ornamentos innecesarios, rozando un minimalismo que no sacrifica la calidez. Se apuesta por una distribución lineal de la cocina, con una península sirve tanto para preparación de alimentos como para desayunador informal, actuando como un nexo entre ambos ambientes. El mobiliario del salón se organiza en torno a esta interacción, con sofás modulares de diseño simple pero confortable, complementados por una mesa de centro baja de madera natural y sobre de mármol calacatta.
La elección de materiales es clave para transmitir la serenidad y la naturalidad del espacio. Los suelos de madera natural, con un acabado mate y tonos suaves, se extienden por toda la vivienda, aportando continuidad y una calidez envolvente. Esta madera también se refleja en detalles del mobiliario y de decoración como en la península de la cocina, las estanterías flotantes del salón, panelados decorativos hacia el comedor creando una armonía entre elementos.